A los 18 años José María Giménez entró por primera vez en una reserva del combinado absoluto y lo vive con mucha emoción. "Estaba con mi papá y le di un abrazo. No podía creerlo", contó. “Me muero de ganas de entrenar con la Selección y compartir el vestuario con esos jugadores que tienen una trayectoria tan grande”, dice ilusionado José María Giménez. El zaguero, vicecampeón del mundo Sub 20 y una de las figuras de Uruguay en Turquía, fue reservado por el maestro Oscar Tabárez para los partidos ante Perú (6 de setiembre) y Colombia (10) y todavía le cuesta creerlo. “Tenía una llamada perdida de un número, le mandé un texto preguntando quién era y me respondió con otro llamado. Era Mario Rebollo, que me dio la noticia que estaba reservado. Fue un momento de alegría, no sabía qué hacer porque justo estaba con mi papá saliendo del entrenamiento y lo que hice fue abrazarlo. No podía creerlo. Estoy muy contento”, contó el futbolista de 18 años, surgido en Danubio, en diálogo con Sport 890. Giménez, que hace un mes y medio está en Madrid como jugador del Atlético, contó que Rebollo, asistente del maestro Tabárez, “me aclaró que no es lo mismo ser reservado que citado, pero lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que quizá ahora no se me presente la posibilidad, pero por lo menos estoy en la mira del técnico de la selección mayor y eso es muy importante”. Confesó que no se imaginaba que la oportunidad le iba a llegar tan rápido, pero “desgraciadamente Sebastián (Coates) tuvo una lesión y entré en la reserva. Capaz que estoy, capaz que no, pero yo sigo soñando”. |